28 mar 2010

La Kappa Tau Alpha National Honors Society

El escudo de la sociedad. Muy solemne

Esta mañana, ojeando mis emails mientras preparaba mis clases he leído uno especialmente misterioso. El susodicho correo era una invitación para hacerme miembro de la Kappa Tau Alpha National Honors Society. Al principio pensé que se trataba de una de las clásicas fraternidades made in USA, las cuales no me interesan en demasía pese a que supongo que sería divertido formar parte de una. Sin embargo, he continuado leyendo el email y ha resultado que no era una de ellas. Esta sociedad ofrece ser miembro a estudiantes de periodismo y comunicación distinguidos entre el top 5% de todos estudiantes en base a méritos académicos. He leído sobre ello en la desangelada web de la sociedad y parece ser cierto. No entiendo a quién he engañado para conseguir esta invitación, pero la voy a tomar porque soy fiel seguidor del refranero español, el cual dice, claro y lacónico, “es de bien nacidos ser agradecidos”. No obstante debo decir que no comulgo con premios ni honores que recompensen lo mínimo que uno debe hacer.


Este es un ejemplo de la iniciación. Bastante sobrio, me gusta.

En cualquier caso, este asunto me ha recordado algo que me sorprendió mucho cuando vine a EEUU – de hecho aun lo hace. Las gentes estadounidenses tienen especial motivación por formar asociaciones. El motivo importa, sí, pero tampoco demasiado. Tu raza, lo que te gusta o disgusta, tu tendencia sexual, tu religión o tu sector laboral son motivos suficientes para montar una asociación. Bajo muchas de ellas subyace una idea: la necesidad de querer hacer amigos rápidamente, lo que a simple vista parece ser el leitmotiv de las fraternidades/sororidades (ayer en la biblioteca oí que cazar un marido es también un objetivo importante para las “hermanas”). Si te paras a pensarlo, todo esto puede resultar raro, pero en absoluto lo es. Por ejemplo, hoy en el periódico de la univeridad he leído un artículo con el siguiente titular “La Comunidad Atea de Jonesboro busca formar una sección universitaria”. La primera línea del cuerpo de la noticia era simplemente maravillosa: “las hostilidades están creciendo en el campus de ASU debido a los intentos de la Comunidad Atea por establecer una sección estudiantil en el campus”. Más allá de lo hilarante de la pieza, piensa en perspectiva por un segundo: Jonesboro, en Arkansas –en el mismísimo centro del llamado Cinturón de la Biblia-, ¡¿¡tiene una asociación ateísta!?!

Esta historia no hace sino refrendar ese ansia por asociarse que tienen los estadounidenses. Es una característica intrínseca de su idiosincrasia y alguien foráneo como yo lo percibe claramente. Por lo tanto, dado que ahora me encuentro inmerso en esta cultura, me estoy planteando la posibilidad de crear mi propia asociación. Ya tengo varias ideas en mente: La Asociación de Encantadores y Estilosos Estudiantes Españoles, la AEEES (Para esta estoy aun reclutando efectivos, pero yo seré el presidente), la fraternidad Macho Omega, ΜΩ (que se preparen los machos alfa y los muchachitos de fraternidad) o la Asociación Odio los Tres Tipos de Grasas (normal/Sat/Trans) de la Comida de EEUU, la AOTTGCEEUU. Todavía estoy dándole vueltas a todas ellas pero desde aquí hago un llamamiento a todos aquellos que quieran hacerse socios para que contacten conmigo para poder ilustrarles acerca del proceso de admisión.

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