El artista improvisando a capella su gran éxito. Menudo personaje...
El viernes pasado fui a Memphis con la sección de la universidad de la PRSSA (Asociación de estudiantes de RRRPP de America), de la que me hice miembro a principios del semestre. El objetivo, visitar tres agencias de RRPP, fue razón suficiente para levantarme dañinamente temprano –bajo mi punto de vista levantarse antes de las nueve debería ser ilegal. Sea como fuere el día se me pasó volando, lo cual indica que la actividad mereció la pena.
En primer lugar fuimos a una agencia llamada Tactical Magic (en la foto se puede ver la fachada), que fue, a mi parecer, algo decepcionante. Al llegar nos recibió el mandamás de la empresa, pelirrojo, con una barba cuidada y un estilo Jethro Tull venido a menos. Este individuo de carácter algo irritante y altanero nos enseñó el lugar y estuvo dando una charla sobre lo que significa ser creativo. El discurso estuvo falto de contenido y lo único verdaderamente significante que saqué en claro es lo siguiente: “Permítete a ti mismo equivocarte”, como parte esencial del proceso creativo. Este tipo era un creativo y aparentemente en el mundo de la comunicación los creativos son personas díscolas y extravagantes que tienen carta blanca para hacer y decir lo que quieran a favor de los llamados “jugos creativos”. Bueno, pues vale, si ellos lo dicen…
Después de Tactical Magic fuimos a otra firma de RRPP, llamada archer>malmo. Esta sí que me gustó, no solo por el buen ambiente y lo bien que fuimos tratados sino también por el trabajo que llevan a cabo. Nos explicaron el modo el que trabajan para sus clientes y no perdí la oportunidad de tomar nota para el futuro. Después de archer>malmo decidimos ir a almorzar. Tras unos minutos vagando por el centro de Memphis para ponernos de acuerdo, acabamos en Blues City Cafe, un clásico de Beale Street. Lo pasamos genial, comimos una comida sureña deliciosa –el catfish frito con salsa Louisiana me recordó a mi estimada Vernola aunque el suyo está mucho más bueno- y uno de los camareros se arrancó a cantar para nosotros. No me quedó claro si el improvisado cantante trabajaba allí o no, pero desde luego se le da mejor entretener a la clientela que servir los platos. Este personaje insistió en hacer gala de su poderío musical para nosotros y no perdí la oportunidad de grabar el momento para la posteridad.
Con el estomago lleno y los pabellones auditivos tratando de asimilar la estridencia del camarero/rapero nos marchamos a la última de la tarde: St. Jude’s Hospital, un centro de investigación médica que cuenta con un departamento de RRPP. Esta última estuvo correcta, sin más. Después de todo lo ocurrido previamente estaba ya algo agotado, por lo que pasé por el Hospital St. Jude –fundado por Danny Thomas de forma muy curiosa- sin pena ni gloria.
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